En el lenguaje cotidiano, el buen ánimo está identificado con la felicidad, la alegría y una predisposición que, por lo general, es positiva. En sentido opuesto, el mal ánimo o el ánimo caído se vincula con la tristeza, el decaimiento y la depresión.
Esta semana reflexionamos sobre el "ánimo", y recuerda, tal como lo dijo Don Bosco:
«¡Ánimo! Todo pasa. Ama tu trabajo y no dejes de cumplir tu deber cada día.»
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