Los hallazgos sugieren que el entrenamiento musical a principios de la vida tiene un efecto benéfico a largo plazo sobre la forma en que el cerebro procesa el sonido.
"Este estudio sugiere la importancia de la educación musical para los niños en este momento y para un envejecimiento sano dentro de unas décadas", planteó la autora del estudio, Nina Kraus, de la Universidad de Northwestern.
El estudio incluyó a 44 adultos de 55 a 76 años de edad que escucharon habla grabada mientras los investigadores medían la actividad eléctrica en el tronco cerebral auditivo, la región del cerebro que procesa el sonido.
Mientras más años había pasado una persona tocando instrumentos en la niñez, más rápido respondía su cerebro al sonido del habla, según los hallazgos, que aparecen en la edición del 6 de noviembre de la revista Journal of Neuroscience.
"El hecho de que el entrenamiento musical en la niñez afectara el tiempo de respuesta al habla en los adultos mayores de nuestro estudio es particularmente revelador, porque el tiempo neural es lo primero que sufre en el adulto que envejece", añadió Kraus en un comunicado de prensa de la revista.
Los investigadores anotaron que las personas en el grupo de entrenamiento musical no habían tocado un instrumento en casi 40 años.
A medida que las personas envejecen, con frecuencia pasan por cambios cerebrales que afectan a la audición. Por ejemplo, los cerebros de los adultos mayores tienen una respuesta más lenta a los sonidos del habla, que cambian rápidamente, lo que es importante para interpretar el habla, explicó Kraus.
Los participantes del estudio que tenían entre 4 y 14 años de entrenamiento musical mostraban la respuesta más rápida al sonido del habla, de alrededor de un milisegundo más rápido que los que no contaban con entrenamiento musical.
"Ser un milisegundo más rápido quizás no parezca mucho, pero el cerebro es muy sensible al tiempo, y un milisegundo multiplicado por millones de neuronas puede plantear una diferencia real en las vidas de los adultos mayores", aseguró en el comunicado de prensa Michael Kilgard, que estudia la forma en que el cerebro procesa el sonido en la Universidad de Texas, en Dallas. Kilgard no participó en el estudio.
"Estos hallazgos confirman que las inversiones que realizamos en nuestros cerebros a principios de la vida siguen pagando dividendos años más tarde", añadió.
El estudio descubrió un vínculo entre tocar un instrumento en la niñez y la salud cerebral a una edad más avanzada. No probó causalidad.
Fuente: HealthDay, traducido por Hispanicare
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