En los 10 escaños de la abundancia hallamos a los sospechosos usuales: los países escandinavos encabezados por Noruega, el país más próspero del mundo por quinto año consecutivo. Nathan Gamester, director del índice de prosperidad de Legatum considera que Noruega no es solamente “altos impuestos y estado de bienestar”, sino que es un país próspero porque “tiene una economía dinámica que es buena para los entrepreneurs, con bajos costos para comenzar nuevos negocios. También tiene comunidades muy cerradas con altos niveles de confianza.”
Una de las razones que podrían explicar el crecimiento de Alemania, Suecia y Eslovaquia son sus prácticas laborales: es de notar que en países de Europa oriental como Eslovenia la ley manda un máximo de 40 horas de trabajo a la semana, y los trabajadores alemanes laboran en promedio una semana de 35 horas. Los suecos, por su parte, trabajan 143 horas menos que los estadunidenses cada año. ¿Existe una correlación entre desarrollo económico y eficiencia en el uso de la fuerza laboral? Aunque existan otras consideraciones a tomar en cuenta, la disminución de la jornada laboral como signo de eficiencia fue celebrado por el filósofo y premio Nobel de literatura Bertrand Russell en su Elogio de la ociosidad de 1932, un análisis al que el tiempo lentamente le da la razón:
«Supongamos que, en un momento determinado, cierto número de personas trabaja en la manufactura de alfileres. Trabajando -digamos- ocho horas por día, hacen tantos alfileres como el mundo necesita. Alguien inventa un ingenio con el cual el mismo número de personas puede hacer dos veces el número de alfileres que hacía antes. Pero el mundo no necesita duplicar ese número de alfileres: los alfileres son ya tan baratos, que difícilmente pudiera venderse alguno más a un precio inferior. En un mundo sensato, todos los implicados en la fabricación de alfileres pasarían a trabajar cuatro horas en lugar de ocho, y todo lo demás continuaría como antes. Pero en el mundo real esto se juzgaría desmoralizador. Los hombres aún trabajan ocho horas; hay demasiados alfileres; algunos patronos quiebran, y la mitad de los hombres anteriormente empleados en la fabricación de alfileres son despedidos y quedan sin trabajo. Al final, hay tanto tiempo libre como en el otro plan, pero la mitad de los hombres están absolutamente ociosos, mientras la otra mitad sigue trabajando demasiado. De este modo, queda asegurado que el inevitable tiempo libre produzca miseria por todas partes, en lugar de ser una fuente de felicidad universal. ¿Puede imaginarse algo más insensato?»
Fuente: Pijamasurf
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