• Darle importancia a lo que hay que recordar. Según un artículo publicado en Applied Cognitive Psychology la motivación ejerce un papel importante en las primeras fases de la memoria prospectiva, pues recordamos mejor hacer aquellas cosas que son más importantes para nosotros porque usamos más estrategias externas.
• Intentar no hacer tareas muy complejas hasta el momento en que tienes que recordar realizar el recado. Según Harrison y su equipo (2013), si nos ocupamos con tareas de atención dividida muy complejas que nos exigen mucha concentración y recursos, nos costará más recuperar la instrucción de forma espontánea.
• Dormir suficiente. Un estudio publicado recientemente en PLOS One (2013) señala que el sueño mejora nuestra memoria prospectiva hasta dos días después de la instrucción, de dos formas: recordamos mejor el hecho de que hay algo que hacer, y también la tarea concreta que hay que realizar.
• Entrenar la memoria de trabajo. Laskowska y sus colaboradores (2013) han diseñado un juego que pretende trabajar de forma novedosa la memoria prospectiva, aunque según los autores, su eficacia aún no ha sido probada. Hasta que llegue ese día, podemos intentar entrenar la memoria de trabajo, otro tipo de proceso cognitivo que parece tener un papel importante a la hora de recordar nuestros planes de futuro (Wang y colaboradores, 2013).
Fuente: Muy Interesante
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