Primero que nada, entendamos a qué nos referimos cuando estamos hablando de respiración vegetal. Concreta y obviamente, este es el tipo de respiración de los vegetales, definiéndose como el consumo de dióxido de carbono por parte de las plantas y la consecuente liberación de oxígeno hacia el medio ambiente. Este proceso es fundamental para su existencia, pues a través de la respiración las células de la planta producen la energía necesaria para vivir y además eliminan tanto las toxinas como los desechos de su organismo.
Pero volviendo a la percepción de la cual hablábamos al comienzo, la respiración de las plantas no es tan fácil de percibir para el ojo humano pues esta ocurre de una forma totalmente diferente a cómo lo hacen los mamíferos y la enorme mayoría de los miembros del reino animal. Concretamente, este intercambio de oxígeno-dióxido de carbono se realiza a través de los llamados estomas y lenticelas, a través de los cuales respiran los vegetales.
En botánica, se conoce como estomas a los pequeños orificios localizados en las hojas de las plantas y otras partes verdes de éstas. Las lenticelas, por su parte, son numerosos y diminutos espacios intercelulares en las plantas, dicho de otro modo, son aberturas en el tallo de las plantas. Estos orificios permiten el intercambio de gases y así, la planta consigue desarrollar la respiración necesaria para vivir y subsistir llenando sus requerimientos energéticos.
La respiración de las plantas ocurre tanto durante el día como durante la noche y ésta produce pérdida de agua en el organismo de la planta. Cuando hay poca humedad en la atmósfera, las plantas son capaces de cerrar sus estomas para así no perder las reservas de agua que tienen. Finalmente, es importante diferenciar la respiración de las plantas de la fotosíntesis, pues en esta última (que se realiza también a través de las hojas de la planta) la planta produce oxígeno en lugar de consumirlo. La respiración de las plantas y su funcionamiento es un descubrimiento relativamente reciente, siendo el resultado de un estudio científico desarrollado por un grupo de biólogos de la Universidad de California, San Diego. Aquí puedes ver el vídeo en el que se anuncia y profundiza sobre el hallazgo.
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