No es sorpresa, cada vez más datos confirman que pasar tiempo en la naturaleza tiene una serie de importantes beneficios para la salud: como si fuera una poderosa medicina sin efectos secundarios. Sin embargo cada vez pasamos más tiempo conectados a Internet, en nuestros cubículos hiperurbanizados y si bien esto es parte de nuestra cultura y evolución, tomarse un tiempo para salir al bosque, al desierto o a la playa parece ser de lo más inteligente que los habitantes de las grandes ciudades podemos hacer.
En Estados Unidos, el país que marca tendencia en adopción de tecnología, tan solo en 4 años el porcentaje de niños que realizan actividades al aire libre disminuyó en un 15%.
Científicos de la Universidad de Kansas realizaron un examen de creatividad estándar a 60 jóvenes antes y durante una larga caminata en la naturaleza. Los resultados mostraron que hubo un aumento del 50% en los parámetros de creatividad como efecto de la caminata en la naturaleza. Los investigadores creen que el pico de esta creatividad se da a los 3 días de “desconexión” cuando “el ambiente envolvente empieza a producir todo tipo de efectos sobre el funcionamiento de la mente”.
Un estudio anterior realizado por investigadores de la Universidad de Michigan comparó los efectos de una caminata en un jardín con los de una caminata por las calles de una ciudad. Luego se le hizo a los sujetos un examen psicológico que midió sue stado de ánimo y su memoria a corto plazo. No es ya sorpresa que los que caminaron por un profuso jardín reflejaron un mejor estado de ánimo y una mejor memoria en las pruebas. De hecho sólo ver una imagen de la naturaleza, a diferencia de una imagen de una ciudad, genera una mejora similar.
El escritor Ralph Waldo Emerson, quien a finales del siglo 19 presenciaba la industrialización, alabó desde entonces los grande beneficios de estar en contacto con la naturaleza. Según Emerson “la naturaleza es el símbolo del espíritu”, es decir la naturaleza comunica lo inefable del espíritu, un lenguaje integral al que de otra forma difícilmente podríamos acceder, pero que nos conecta con lo más profundo del ser. Como dice Jonah Lehrer en el Wall Street Journal: “Mamá estaba en lo cierto, sal a jugar” y “si pudieramos condensar los efectos de la naturaleza en una pastilla, todos la estaríamos tomando”. Pero tal vez eso es justamente lo que hace tan benéfica a la naturaleza, que no se puede sintetizar, hay que estar ahí — o cultivarla.
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Fuente: Wall Street Journal | pijamasurf.com
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