El estudio, realizado durante veintitrés años con 660 participantes de 50 años de edad y más, dejó claras dos cosas: que una actitud negativa hacia el envejecimiento “puede disminuir la expectativa de vida” y que el optimismo “puede aumentarla”. De hecho, según el informe, es posible que una opinión positiva de uno mismo contribuya más a la longevidad que un bajo nivel de colesterol en la sangre o la presión arterial ideal.
En su conclusión, el documento anima a la sociedad en general a ver de manera más positiva a los ancianos y a incluirlos en distintas actividades, así como a “quitar énfasis a los estereotipos negativos relativos al envejecimiento”, que la gente tiende a aceptar —a veces de forma inconsciente— para su propio perjuicio.
Fuente: Planetacurioso
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