Los científicos tienen un 90 % de seguridad de que el proceso continuará sucediendo y que afectará indistintamente las regiones del planeta. Este inevitable fenómeno tiene dos fuentes básicas: una natural y otra artificial.
Causas naturales
Cuando hablamos de causas naturales nos estamos refiriendo a aquellos procesos de la naturaleza que conllevan un aumento de las temperaturas terrestres.
Entre ellas se encuentra la liberación de gas metano en la tundra ártica y en los humedales. Ello provoca el llamado efecto invernadero, proceso en el cual la absorción y emisión de rayos infrarrojos por dicho gas calienta el planeta.
También el vapor de agua es una fuente importante de aumento de la temperatura, pero también de la formación de las nubes y las precipitaciones. Es un proceso de retroalimentación natural que funciona como un equilibrio.
El dióxido de carbono se libera a través de la respiración y los eventos volcánicos, gas también considerado de efecto invernadero, pero sus cantidades son suficientes para que se mantenga una temperatura estable en el planeta.
Otra causa natural son los ciclos climáticos que atraviesa la Tierra regularmente. Estos a su vez han estado determinados por las fluctuaciones solares.
Si la energía del Sol es la fuente que impulsa nuestro clima, es natural que su radiación tenga un papel en los cambios de temperatura de la Tierra.
Causas artificiales: la influencia del hombre
La mayoría de los científicos coinciden en señalar que la principal causa de la aceleración del calentamiento global reside en la actividad humana.
El progreso del hombre ha expandido el efecto invernadero, lo que ha forzado el clima provocando un desbalance.
Muchos gases que se han emitido a la atmósfera bloquean las vías de escape y se quedan permanentemente, sin tener ninguna relación con los procesos químicos y físicos de la naturaleza.
El hombre con la deforestación, la explotación de los suelos y la quema de combustibles fósiles libera grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que aumenta considerablemente su concentración en la atmósfera.
El metano, cuyo origen natural tiene una cantidad limitada, tiene propiedades de efecto de invernadero aún mayores que el CO2.
Este gas de hidrocarburos se libera también cuando se descomponen los desechos en los vertederos, en la agricultura, especialmente en los cultivos de arroz, así como en la digestión del ganado y toda la actividad con el estiércol.
Las prácticas de cultivo y el empleo de fertilizantes en ellas han emitido al ambiente una gran cantidad de óxido nitroso, otro gas de efecto invernadero.
Pero fundamentalmente, la fabricación de los clorofluorcarbonos (CFC), compuestos sintéticos que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono y al aumento del efecto invernadero, ha sido una fuente significativamente destructiva del equilibrio climático del planeta.
El calentamiento global es algo que nos afecta a todos por igual tanto directa como indirectamente. Poner nuestro pequeño grano de arena para contribuir a solucionar o no agravar este fenómeno se verá reflejado en el mundo del mañana.
@HoyVerde para @Culturizando
Fuente: ojocientifico.com
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