Nuestra mente y nuestra imaginación tiende a relacionar todo, ya que el cerebro humano siempre pretende colocar una explicación donde sea y entenderlo todo.
En nuestra infancia comenzamos a desarrollar una lista de imágenes visuales con ciertas características que luego nos sirven para clasificar el mundo.
Por ejemplo, la Pareidolia funciona así: reconocemos ciertas características de una silla, y cuando vemos algo que podría ser una silla o tiene ciertas características que se le asemejan, lo primero que ocurre en nuestra mente es está asociación.
Las asociaciones más frecuentes son con rostros, animales, o símbolos religiosos, aunque también nos puede ocurrir ver cientos de objetos y demás cosas en las marcas de un mármol.
La mayoría de las veces nos ocurre crear o identificar estos rostros o demás cosas en lugares donde hay caos, por ejemplo en las vetas de una madera, en el mármol, en las baldosas, en las rocas, en las nubes, en la corteza de un árbol, etc.
Donde no hay orden nuestra mente lo instaura. Ya que nuestro cerebro siempre esta buscando clasificar y ordenar nuestro mundo. Algunas veces las clasificaciones son más sencillas, y otras veces nos cuesta más.
Nuestra mente se sugestiona muy fácilmente, ya que si por ejemplo nos muestran un lugar en una baldosa y nos dicen que hay tal cosa y la describen, sin duda alguna tal vez tardemos un poco, pero al fin y al cabo terminaremos viendo lo mismo que nuestro compañero.
@Culturizando
Fuente: ojocientifico.com
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