A finales del siglo XIX nacieron los rompecabezas artísticos para adultos, que se convirtieron en un pasatiempo de la alta sociedad.
Eran de madera, cortados a mano, y se montaban en estilo push-fit (empujar-colocar): las piezas, sin pomos, no se ensamblaban como en los puzles actuales, sino que se acoplaban entre sí de forma más sutil.
Estos originales y elegantes pasatiempos, de gran belleza y exclusividad, se usaban para deslumbrar a las visitas y entre la gente adinerada formaban parte de la herencia y tradición familiar. Aquellos rompecabezas, con motivos cada vez más intrincados, eran muy caros. Con la introducción de las piezas de cartón y nuevas técnicas de fabricación, se abarataron. En los años 20 y 30, los puzles pasaron a ser un juego muy popular.
Con información de Muy Interesante
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