Google+

jueves, 28 de mayo de 2015

Personajes: Joseph-Ignace Guillotin, el hombre detrás de la guillotina

Joseph-Ignace Guillotin, jesuita, doctor en medicina y prestigioso profesor de Anatomía en la Facultad de París,  fue uno de los 17 médicos elegidos diputados para la flamante Asamblea Constituyente de 1789.  Contrario a lo que se piensa, Guillotin no fue el inventor del la tétrica máquina de ajusticiamiento y tampoco murió en ella.

Joseph-Ignace Guillotin, implantó y reconoció para que fuera utilizada con fines ejecutivos. Impresionado por los bárbaros métodos usados entonces para ejecutar la pena capital, e imbuido del espíritu igualitario de la Revolución, abogó por un procedimiento de ejecución más humano y misericorde y, sobre todo, igual para todas las personas, con independencia de su condición. Porque hasta entonces había venido usándose el hacha o la espada para los nobles y aristócratas, la horca para el pueblo llano, la hoguera para herejes, brujas y hechiceros, y la rueda o el descuartizamiento para los traidores.

Fue aprobada entonces, por la Asamblea Nacional francesa la "Ley Guillotin", para humanizar los ajusticiamientos.  Todos los reos -desde el más mísero villano hasta la propia reina María Antonieta- serían ejecutados por el mismo método.

Antoine Louis, cirujano y secretario perpetuo de la Academia de Cirugía, se encargó de poner a punto, a partir de modelos previos ya utilizados en casi toda Europa, la nueva máquina de ajusticiar, con una afilada cuchilla que bajaba a gran velocidad por unas guías verticales, hasta producir una limpia decapitación.

El pueblo francés estuvo dudando algún tiempo entre bautizarla la Louisette (o la petite Louison), por el nombre de su inventor, o la Guillotine, por el nombre del promotor de la ley. Este último nombre fue el que -para desgracia del infortunado Guillotin- finalmente se impuso.

Pese a esta iniciativa impulsada por el diputado de crear un instrumento de suplicio único, Guillotin era contrario a la pena de muerte, pero creía que un método de ejecución más humano y menos doloroso debería ser el primer paso hacia una abolición total de tales condenas: “He visto la guillotina como un acto de humanidad y me he limitado a conseguir la forma de la cuchilla haciéndola oblicua para que pueda cortar limpiamente y conseguir su propósito. Mis enemigos han intentado por medio de la prensa más licenciosa, dar a la máquina fatal el nombre de Petite-Louison, pero no han podido cambiar el de guillotina…”

Fuentes: medicablogstuhistory





¡Comparte!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...