La niña había huido de su país natal por la guerra. Años más tarde, el fotógrafo realizó numerosos viajes para reencontrarse con ella, algo ambicioso pero que parecía tener pocas probabilidades de que suceda. La encontró en 2002, convertida en una mujer de 30 años y madre de tres hijas. Fue entonces cuando pudo saber su nombre.
La imagen volvió a aparecer en la tapa de la revista y si bien su rostro refleja el paso del tiempo, la mirada conserva la misma intensidad.
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