El grupo de investigadores ha empleado un material inteligente que cambia de color según la presencia de hierro en un fluido, de modo que es aplicable también al agua o al vino. El usuario sólo debe extraerse una pequeña muestra de sangre, ponerla sobre la lámina y esperar a que se produzca la pigmentación. La comparación del color de la lámina con el patrón se puede hacer a simple vista, aunque si se fotografía con el móvil se puede cuantificar mejor la concentración del metal. Los científicos están desarrollando para ello un software específico.
El método ha sido probado con éxito en agua, vino blanco y sangre, y supone un avance importante en diversos campos. Facilitaría, por ejemplo, el seguimiento de efluentes industriales, la prevención de sabores desagradables y precipitados en los vinos, o el diagnóstico de anemia, que puede causar desde daño hepático a artritis.
Fuente: Muy Interesante
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