Los científicos advierten que se está produciendo un alarmante aumento de la tasa de muertes de árboles de entre 100 y 300 años en muchos de los bosques, sabanas, áreas de cultivo e incluso ciudades del mundo.
"Es un problema global, que parece estar dándose en la mayoría de los tipos de bosques del planeta", afirma el autor principal del informe, el profesor David Lindenmayer, del Centre of Excellence for Environmental Decision de Australia (CEED) y de la Australian National University, en un comunicado del CEED.
"Las grandes árboles viejos son esenciales en muchos ambientes naturales o dominados por los humanos. Estudios realizados en ecosistemas de todo el mundo sugieren que las poblaciones de estos árboles están disminuyendo rápidamente", escriben en Science Lindenmayer y sus colaboradores, Bill Laurance, de la James Cook University de Australia, y el profesor Jerry Franklin, de la Universidad de Washington, en Estados Unidos.
La presente investigación señala, por tanto, “la urgente necesidad de identificar las causas de la acelerada pérdida de los grandes árboles viejos, así como de desarrollar estrategias para mejorar la gestión de estas especies... Sin cambios en las políticas, estos grandes árboles disminuirán o desaparecerán de muchos entornos, lo que conllevará un deterioro del funcionamiento de su biota y de sus ecosistemas", alertan los investigadores.
Lindenmayer afirma que ellos fueron los primeros en lanzar la alerta sobre la pérdida de árboles viejos y grandes, mientras estudiaban registros forestales suecos que se remontan a la década de 1860.
Por otra parte, un estudio de 30 años de duración sobre bosques australianos de gomeros gigantes o eucaliptus regnans (también conocidos como fresnos de montaña australianos) confirmó que los grandes árboles antiguos no solo estaban muriendo en masa como consecuencia de los incendios forestales, sino que también estaban pereciendo a una tasa diez veces superior a lo normal en años sin incendios, en apariencia debido a la sequía, las altas temperaturas, la tala y otras causas.
Posteriormente, analizando la situación en otras partes del mundo, los científicos descubrieron tendencias similares en árboles gigantes y viejos de todas las latitudes: en el Parque Nacional de Yosemite, en California; en las sabanas africanas, en las selvas de Brasil, en los bosques templados de Europa, y en los bosques boreales.
Asimismo, se comprobó que las pérdidas de los grandes árboles están siendo pronunciadas en entornos agrícolas e incluso en las ciudades, donde suelen hacerse esfuerzos por preservarlos.
"Es una tendencia muy, muy preocupante. Estamos hablando de la pérdida de los organismos vivientes más grandes del planeta, de las mayores plantas con flores del mundo, de unos organismos que desempeñan un papel clave en la regulación de nuestro planeta", afirma Laurance.
"Las grandes árboles viejos juegan un papel fundamental para la ecología. Proporcionan cavidades para la anidación o el refugio de hasta el 30% de todas las aves y animales de algunos ecosistemas. Además, almacenan enormes cantidades de carbono, reciclan los nutrientes del suelo, crean parcelas ricas que sustentan otras formas de vida, e influyen en el ciclo del agua y en la climatología local”, añaden los científicos.
Asimismo, los grandes árboles suministran comida abundante para numerosos animales en forma de frutos, flores, follaje o néctar. Y, en los entornos agrícolas, estos árboles son auténticos centros de actividad que garantizan la restauración de la vegetación, ya que en ellos se posan muchos animales que dispersan semillas y polen.
Por todo, la pérdida de estos grandes protectores de la naturaleza podría significar la extinción de muchas criaturas.
Diversas causas
Este alarmante declive de los viejos árboles en bosques de tantos y diferentes tipos parece estar ocasionado por una combinación de factores, como la tala de bosques, las prácticas agrícolas, la explotación maderera, el ataque de insectos o los cambios climáticos acelerados, explica Jerry Frankllin.
“Por ejemplo, las poblaciones de grandes pinos viejos de los bosques secos del oeste de Norteamérica se han reducido drásticamente en el último siglo, como consecuencia de la tala selectiva y de incendios inusualmente severos”, señala el investigador.
Los autores del informe comparan la pérdida global de los grandes árboles con la tragedia padecida por los mayores mamíferos del mundo: los elefantes, los rinocerontes, los tigres y las ballenas, y afirman que casi en ningún de los programas para la conservación de especies cuentan con medidas capaces de frenar de manera eficiente el declive de los grandes árboles.
"Del mismo modo que el número de grandes animales en mundo se ha reducido drásticamente, evidencias cada vez más extensas sugieren que los árboles viejos y grandes estarían igualmente en peligro", advierten.
Y hacen un llamamiento para que se realice una investigación urgente y a nivel global para evaluar la magnitud de la pérdida de árboles grandes, así como para identificar las áreas donde estos árboles tienen mayores posibilidades de supervivencia.
@HoyVerde
Fuente: tendencias21.net
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