Los investigadores realizaron una serie de cuatro preguntas básicas, entre ellas: “¿Cuál es el máximo número de días que puede tomar este medicamento?” y “Haga una lista de tres situaciones por las cuales debería consultar a un médico”. Las respuestas se podían encontrar en la etiqueta.
Los resultados fueron interesantes ya que una tercera parte de los adultos fallaron al contestar correctamente las cuatro preguntas, y uno de ocho adultos obtuvieron dos o más respuestas incorrectas. Posteriormente, se levantó un monitoreo de salud por un período de cinco años y durante ese lapso, murieron 621 de los voluntarios.
De esa cantidad de decesos, la gente que falló en contestar dos o más preguntas representó el 16% mientras que el 6% correspondió a quienes respondieron correctamente todas las preguntas. Cabe mencionar que los problemas de visión y la demencia senil no fueron considerados como factores para leer las etiquetas.
La conclusión a la que se llegó fue que aquellas personas que comprenden mejor las instrucciones médicas pueden vivir por más tiempo. Además, existe una relación entre el analfabetismo o pobreza en la comprensión lectora con la depresión, una mala condición de salud y la diabetes.
Los investigadores aseguraron que el acceso a la información no necesariamente significa una mejor comprensión. Por lo que debería considerarse la alfabetización en los niños como un factor en los esquemas de salud pública.
@Culturizando
Fuente: Fayerwayer
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