Los wetas gigantes han sido casi exterminados por las ratas que introdujeron los europeos en Nueva Zelanda. Según Mark Moffet, el guardabosques que tomó las fotos, la weta disfrutó enormemente comer una zanahoria de sus manos, pero reconociendo que el ejemplar era de un raro valor, el guardabosques impidió que terminara su banquete para que no se indigestara. Moffet agregó que estaba feliz de encontrar esta weta ya que “nosotros los amantes de los bichos oímos todo el tiempo que la gente desdeña a los insectos por su tamaño, asi que encontrar uno de este tamaño fue genial”.
Se cree que el tamaño de este tipo de wetas –quienes podrían servir para ilustrar La Metamorfosis de Kafka– se debe a un gigantismo desarrollado en la isla donde prosperan sin ninguna competencia, aprovechando el aislamiento y la falta de depredadores.
@HoyVerde
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