“Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos como. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar a arriba?. Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?”.
Cuando termina, utiliza el mismo método para devolver el papel. El hombre lo lee e indica que ha entendido su problema. Lo habían logrado, encontraron ayuda y finalmente serían rescatados.
El viernes 13 de octubre de 1972 un avión uruguayo, el Fairchild F-227, que llevaba 45 pasajeros a Chile, de los cuales muchos eran estudiantes y jugadores de un equipo de rugby, se estrelló en la Cordillera de los Andes.
Trece murieron a causa de la caída. Durante la primera noche murieron tres más. Los sobrevivientes tuvieron que soportar entre otras cosas a la temible Cordillera, treinta grados bajo cero durante las noches y al hambre.
Durante el transcurso del domingo 15 de octubre uno de los muchachos, Adolfo Strauch, inventó el convertidor de nieve en agua, de esta manera pudieron mantenerse hidratados y seguir a la espera de ser rescatados.
Ese mismo día, poco después del mediodía ven pasar a tres aviones que siguen de largo. Luego sobrevuela uno lo suficientemente cerca de los restos del Fairchild, llegando a moverle las alas, lo que les hace creer a los supervivientes que fueron vistos. Al ver esto quedaron seguros de que el rescate vendría de un minuto a otro, sin embargo ese día no ocurrió nada más, ni el siguiente, ni los próximos 72 días.
Trataron de resistir con las escasas reservas alimenticias que poseían, esperando ser rescatados, pero su esperanza cayó al enterarse por una radio, que se había abandonado la búsqueda.
El domingo 22 de octubre, los sobrevivientes realizaron una reunión en el interior del avión y allí Roberto Canessa, tomó la iniciativa y propuso utilizar los cuerpos sin vida como alimento ya que en la inhóspita y helada montaña no hay nada que pudieran comer y las subsistencias que poseían se estaban acabando. A pesar de que en principio algunos se negaron, esta terminó siendo la única alternativa para quienes deseaban seguir con vida.
El 29 de octubre los sobrevivientes se disponían a pasar otra noche en el fuselaje del avión, una avalancha descendió por la montaña y con toda su furia entró en el Fairchild, sepultando así a los que permanecían acostados. Aquellos que lograron salir trataron de rescatar a los que todavía permanecían enterrados bajo la nieve. Esa noche ocho personas muerieron bajo la nieve, quedando así, hasta el momento, 19 sobrevivientes.
Finalmente hartos de las bajísimas temperaturas, los amenazadores aludes, angustiados por la continua muerte de sus compañeros y la lenta espera del rescate, dos muchachos deciden cruzar las inmensas montañas para así llegar a Chile.
El domingo 5 de noviembre, tres sobrevivientes, Páez, Harley y Vizintín salen en una expedición de prueba que dura 2 días. El plan consistía en bajar por el valle para ver el estado físico y mental que tenían los tres expedicionarios para luego seleccionar a uno que acompañara a Canessa y a Parrado en la expedición final. Finalmente, Vizintín es el seleccionado para acompañar a Parrado y a Canessa.
El viernes 17 de noviembre, Parrado Canessa y Vizintín parten hacia el oeste intentando llegar a Chile. En el camino encuentran la cola del avión – que habían buscado durante semanas- y a su alrededor, montones de maletas, dentro de ellas encuentran comestibles, ropas y cartones de cigarrillos.
El domingo 19 de noviembre regresan a los restos del Fairchild, donde se encontraban sus demás compañeros, llevándose consigo lo que encontraron en las maletas.
El lunes 11 de diciembre, los sobrevivientes deciden hacer una gran cruz en la nieve con las maletas para que los aviones los pudiesen divisar. EL 15 de diciembre se enteran por la radio que la cruz fue descubierta por un C-47 de nacionalidad uruguaya. Mientras, ya Canessa y Parrado habían emprendido la travesía con rumbo a Chile.
Durante los días siguientes los dos sobrevivientes lograrían descender al punto de dejar atrás la nieve, y conseguir vegetación, agua e incluso ganado. Convencidos de estar cerca de hallar la civilización continuaron sin descanso hasta ser, finalmente, descubiertos y rescatados.
De esta manera es como el 22 de diciembre de 1972, después de haber estado durante 72 días aislados, el mundo se entera que dieciséis vencieron a la muerte en la Cordillera de los Andes.
Fuente: viven.com.uy
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