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Bonnie estaba hambrienta y no pudo evitar llevar un aperitivo para el camino, también estaba algo cansada todavía por la persecución de la noche anterior. Clyde pensaba que podría escapar de la policía, pero no de la música. Su saxofón siempre estaba en el asiento trasero acompañado de armas, algunas provisiones y papeles falsificados. Ambos recordaban cómo se habían conocido aquel día de primavera de hace cuatro años, y esperaban escapar a tiempo para ver la vieja gloria renacer de entre la depresión económica.
El carro un Ford V8 gris que manejaba Barrow, se deslizaba ya por la carretera cerca de Arcadia, mientras que Bob Alcorn, Ted Hinton, Henderson Jordan, Paul Oakley, B.M. Gault y, el agente especial, Frank Hamer esperaban, desde hace dos días, para capturar a la pareja. A las nueve y cuarto de la mañana, Clyde apareció en la vista de los agentes. Bonnie masticaba un sándwich.
Después de unos minutos los cuerpos de los enamorados yacían inertes, uno al lado del otro, alcanzados por 50 balas cada uno antes de tener tiempo para reaccionar. Fue esta quizás la unión más peligrosa de todas, un torbellino que tuvo fin entre amor y muerte hace exactamente 76 años.
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