El 24 de agosto de 79, cuando se produjo la erupción del Vesubio que sepultó a Pompeya y Herculano, Plinio se encontraba en Miseno. Queriendo observar el fenómeno más de cerca, atravesó con sus galeras la bahía llegando hasta Estabia (actual Castellammare di Stabia), donde murió, posiblemente asfixiado, a la edad de 56 años.
Si te aproximas a un volcán –el Vesubio, en este caso–, tienes asma y 56 años, es probable que te dé una crisis y mueras.
El relato de la estremecedora erupción que acabó con Pompeya y Herculano, y la muerte de Plinio, nos ha llegado gracias a su sobrino, Plinio el Joven, quien, más listo, optó por huir de la explosión.
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