Las células humanas tienen membranas que impiden que la sal entre libremente, sin embargo son semipermeables, por lo que un contenido muy alto de sal en la sangre es peligroso. Cuando la sal fuera de la célula es mayor que dentro, el agua sale de la célula para equilibrar en un proceso que se llama ósmosis.
Al beber agua de mar las consecuencias de la ósmosis son desastrosas. El paso de agua hacia el exterior de las células hará que se encojan. Para sacar del organismo la sal sobrante el cuerpo producirá orina. Sin embargo, este líquido no podrá tener la salinidad del agua de mar, por lo que deberá orinar mucho más para quitarlo, eliminando más agua de la que bebimos junto con la sal. De esta manera se produce la deshidratación que tiene efectos mortales.
Además de la deshidratación, aumentará el ritmo cardíaco y las venas se contraerán para mantener la presión arterial. Existe una tendencia a sentir náuseas, debilidad y delirios. Si no se ingiere agua a la brevedad entonces el cuerpo comenzará a fallar, la sangre no llegará al cerebro llevando al coma y la muerte.
El problema del agua de mar es entonces el consumir sal y agua juntas, sobre todo cuando la sal es demasiada. Este elemento es bueno para el cuerpo pero en pequeñas cantidades, y si es acompañado de agua potable.
Fuente: Ojo Científico
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