Aunque los tiroteos en las escuelas reciben mucha atención, fue raro que los niños de 5 a 19 años fueran lesionados con armas de fuego en el campus, según el estudio. El 40 por ciento de las lesiones fueron moratones y rasguños, y pocas lesiones en general requirieron hospitalización tras la visita a emergencias.
"[El número de lesiones] parece ser preocupantemente alto, sobre todo cuando uno se da cuenta de que ese sustancial número de lesiones ocurren en el ámbito escolar, donde ya hay medidas de seguridad implementadas", apuntó el autor líder del estudio, el Dr. Siraj Amanullah, profesor asistente de medicina de emergencia y pediatría de la Facultad de Medicina Alpert de la Universidad de Brown.
"Hay una necesidad de continuar abordando este tema a varios niveles (en casa, en la escuela y en el ámbito de la atención médica) y una necesidad de mejorar nuestras estrategias existentes de prevención y seguridad", apuntó Amanullah.
Para el informe, que aparece en la edición en línea del 13 de enero de la revista Pediatrics, los investigadores observaron las estadísticas de las visitas a la sala de emergencia que realizaron los jóvenes en 66 hospitales de EE. UU. de 2001 a 2008. Entonces, calcularon el número de lesiones a nivel nacional en ese periodo en base a esas estadísticas limitadas.
En general, en el periodo de ocho años del estudio se realizaron más de siete millones de visitas a emergencias debido a lesiones en la escuela. Más de 700.000 de esas lesiones se consideraron como deliberadas, apuntaron los investigadores, dando cuenta de unas 92.000 visitas a emergencias al año, en promedio.
Y casi todas (el 96 por ciento) de las lesiones fueron por ataques, en lugar de una autolesión o daño recibido de alguien como un policía, apuntaron los investigadores. Esto condujo a la conclusión de que los ataques en las escuelas provocaban un promedio de 88.000 visitas a emergencias al año.
Los investigadores hallaron que los niños de 10 a 14 años, los que no eran blancos y los chicos tenían un riesgo más alto de ser lesionados intencionalmente en la escuela, en comparación con los niños de otros grupos de edad, los blancos y las chicas, respectivamente.
Las lesiones intencionadas fuera de la escuela tendieron a ser más graves (casi el 3 por ciento tenían que ver con armas de fuego, frente al 0.08 por ciento de las que ocurrieron en las escuelas), y fue mucho más probable que hubieran sido cometidas por desconocidos o por los padres, y mucho más probable que hubieran sido autoinfligidas.
Los investigadores hicieron una llamada a "estrategias de prevención culturalmente adecuadas".
Aunque las estadísticas no dicen nada específico sobre el acoso, Amanullah cree que los acosadores son un objetivo importante. "Los padres y los médicos deben hablar con los niños sobre la violencia y el acoso dentro y fuera de la escuela, e intentar abordar el problema en varios niveles, como los esfuerzos de prevención para cualquier otra enfermedad médica", señaló Amanullah.
Karen Liller, profesora de la Universidad del Sur de Florida que estudia las lesiones en los niños, dijo que la investigación amplía el conocimiento actual, pero que está limitada debido a la falta de detalles sobre cómo ocurrieron las lesiones. "Esto impide cualquier recomendación detallada para intervenciones personalizadas", lamentó.
Liller dijo que las soluciones variarán según factores como las políticas y las reglas. "Con frecuencia, la participación de los padres es clave, y esto se hace más difícil a medida que los estudiantes se hacen mayores", apuntó.
Liller dijo que también es importante enfocarse en las lesiones accidentales de los niños. El nuevo estudio es particularmente interesante porque sugiere que las lesiones accidentales fuera de la escuela son más comunes en las chicas que en los chicos, planteó.
El estudio no se diseñó para evaluar si esas lesiones representan un aumento o una reducción frente a décadas anteriores.
Fuente: HealthDay, traducido por Hispanicare
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