Una vez que hayas identificado qué bebidas con muchas calorías sueles incluir de manera frecuente en tu dieta, es importante conocer la manera de reducir su consumo, así como de balancear la ingesta calórica para que no afecte al peso saludable o la pérdida. Para ello los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, recomiendan:
1. Equilibrio. Calorías consumidas = alimentos y bebidas. Calorías gastadas = funciones corporales y actividad física. Trata de inclinar la balanza hacia las gastadas con mayores actividades y funciones corporales.
2. Bebidas alcohólicas. Un tip para reducir el consumo de bebidas alcohólicas, que suelen ir acompañadas de refrescos, es ingerir entre trago y trago de uno a dos vasos de agua, de esta manera su ingesta será menor y además evitas la resaca.
3. Refrescos. Para beber menos refrescos lo ideal es parcialmente sustituirlos con agua, la cual puede ser de sabor (pero sin azúcares) y combinada con agua mineral gasificada, en caso del antojo de las “burbujas” o por denotar un efecto similar.
4. Bebidas con cafeína. Consumir té (verde) también puede ayudarte a liberarte de la necesidad de cafeína que sientes habitualmente, ya que esta bebida contiene una pequeña dosis (considerablemente menos que el refresco) de cafeína natural.
5. Tentación. Rompe con las rutinas y costumbres que incluyen el consumo de este tipo de bebidas, un consejo muy sencillo pero efectivo, es mantenerse ocupado y alejado de la tentación, así que evitar comprarlas o sustituirlas por un estímulo diferente pero saludable, da buenos resultados.
Recuerda que si tu objetivo es perder peso, debes reducir tanto la ingesta de alimentos, como de bebidas con muchas calorías. Promover un cambio de hábitos y cada día reconocerse el esfuerzo, es una de las claves para tener grandes resultados en poco tiempo.
Fuente: Radiomundial
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