En sus experimentos con ratas expuestas a episodios periódicos de estrés durante una semana comprobaron que, mientras los machos veían mermada su memoria a corto plazo, ante los mismos niveles de estrés las hembras no mostraban ninguna alteración en su habilidad para recordar.
Según los autores, los trastornos en la memoria a corto plazo indican una alteración en la actividad del receptor del glutamato en la corteza prefrontal, la región cerebral que controla la memoria de trabajo, la atención, a toma de decisiones, las emociones y otros procesos cognitivos "superiores".
Mientras los experimentos revelaron que en las hembras el receptor del glutamato permanecía intacto a pesar del estrés, salvo si se manipulaba la producción de estrógeno en el cerebro, en cuyo caso ellas empezaban a responder como los machos y sufrían los mismos efectos dañinos del estrés sobre su memoria.
Simultáneamente, si se introducía estrógeno en el cerebro de los machos estresados, estos conservaban la memoria intacta.
Fuente: radiomundial
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