Desde el punto de vista técnico, el bostezo sería una apertura bucal seguida de la inhalación profunda y lenta exhalación de oxígeno. Los científicos parecen coincidir en que es un reflejo de las vías respiratorias involuntarias que regula el dióxido de carbono y los niveles de oxígeno en la sangre. Estos reflejos son controlados por los centros de la columna vertebral y por los nervios.
Una hipótesis plantea que la razón por la cuál se activan los bostezos cuando estamos cansados o aburridos es porque en esos momentos la respiración es superficial y el sistema cardiovascular transporta muy poco oxígeno hacia los pulmones.
Cuando bostezamos el estado de alerta es mayor, la entrada brusca de oxígeno aumenta la frecuencia cardíaca y los pulmones y el torrente sanguíneo se liberan de la acumulación de dióxido de carbono. Se lleva el oxígeno hacia el cerebro a través de los vasos sanguíneos, mientras que se normaliza la respiración y los pulmones se ventilan.
El contagio del bostezo ―cuando el bostezo de una persona desencadena una conducta similar en otra persona― se ha intentado explicar mediante la teoría de la sugestión; sin embargo, esta teoría no explica por qué se producen bostezos excesivos en pacientes con daños cerebrales menores o con esclerosis múltiple.
Otros misterios no resueltos aún incluyen por qué los fetos bostezan en el vientre si estos no reciben oxígeno en sus pulmones hasta después del nacimiento o por qué los individuos que tienen grandes concentraciones de oxígeno en sus pulmones también bostezan. En cualquier caso, el campo de estudio está abierto y los científicos continuarán investigando.
Fuente: ojocientifico.com
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