Las religiones otorgan una gran importancia al perdón. Entre los mandatos religiosos suele encontrarse la necesidad de dar a los demás una segunda oportunidad, de disculparse por las propias ofensas y de solicitar el perdón divino por los pecados.
Dependiendo de diversos factores culturales, el perdón puede cobrar un peso considerable, convertirse en un regalo que solamente un grupo selecto de personas deban obtener. El odio y el resentimiento que crecen en una persona que no perdona a otra puede ser igualmente frustrante y dañino para ambas partes.
Perdonar, incluso las heridas más profundas, nos otorga paz, nos quita un peso considerable de las espaldas, y nos permite seguir adelante, dejar atrás las experiencias nefastas y reconstruirnos, para volvernos más fuertes.
Esta semana reflexionamos sobre el 'perdón', porque: «El perdón es la forma definitiva del amor» Reinhold Niebuhr.
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