Durante los combates contra la flota francesa que sitia el fuerte de San Juan Ulloa, el general Antonio López de Santa Anna derrota a una columna invasora que desembarca en la costa. Pero una explosión de metralla le arranca una pierna. Tras la batalla, Santa Anna se convierte en dictador de México luego de derrocar al presidente Anastasio Duarte.
Los mexicanos conocen sus gustos excéntricos y despóticos, pero son pocos los que no se sorprenden al enterarse del nuevo deseo del gobernante: un funeral magnánimo para su pierna. El 27 de septiembre de 1842 una procesión religiosa acompaña al miembro del dictador. Obispos, embajadores y generales persencian el desfile militar que acompaña al miembro.
Quienes se oponían a Santa Anna, comienzan a llamar quinceuñas al dictador para burlarse de su condición. Durante la rebelión contra Santa Anna en 1844, la pierna es sacada de su sepulcro y arrastrada por la ciudad de México.
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