Los especialistas llegaron a dicha conclusión después de haber analizado a un grupo de ratas a las que se les dio durante cinco días una dieta de jarabe de maíz de alta fructosa. De acuerdo con la publicación de Journal of Physiology, las ratas antes de empezar con su alimentación dulce fueron puestas a prueba por medio de un laberinto complicado, el cual resolvieron sin aparentes grandes complicaciones, sin embargo después de la alta ingesta de frustosa se mostraron lentas y poco hábiles para resolver el mismo laberinto que al principio.
"Sus células cerebrales mostraron problemas de señalización entre sí, lo que altera la capacidad de las ratas para pensar con claridad y recordar la ruta que había aprendido seis semanas antes", aseguró Fernando Gómez-Pinilla, profesor de neurocirugía y líder del proyecto. Sin embargo este mismo experimento también demostró que el daño cerebral podía ser combatido a través de ácidos Omega3 como la linaza, el salmón, entre otros, por lo que el mensaje que arrojan los resultados es claro: comer alimentos en exceso azucarados podría interferir con la función de las células para usar y almacenar el azúcar, lo cual desemboca en un mal procesamiento de emociones y pensamientos.
Fuente: radiomundial
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