Para probar el mecanismo que conecta el hambre con el sentido del olfato y la comida, el equipo del French National Institute of Health and Medical Research de Burdeos (Francia), liderado por Giovanni Marsicano, realizó un experimento con ratones centrado en un receptor específico del cerebro, el receptor cannabinoide 1 (CB1), que es activado precisamente por componentes como la resina del hachís y, en este caso, el principio activo de la marihuana (THC).
Durante el experimento, los ratones a los que les fue bloqueado el receptor CB1, y habían estado en ayunas durante 24 horas, disminuyeron su ingesta de comida sin presentar rasgos de ansiedad. Por otra parte, a los ratones a los que estimularon el receptor CB1 con el principio activo de la marihuana y que también estuvieron en ayunas, mejoraron su sensibilidad a los olores y se mostraron muy hambrientos.
Los resultados arrojan luz al respecto de la vinculación del apetito y el olfato con la sensación de hambre, revelando que el circuito olfativo del CB1 podría ofrecer un punto de partida para el tratamiento de desórdenes alimenticios como la anorexia o la bulimia.
Fuente: Muy Interesante
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