Los investigadores estudiaron una muestra de casi 145.000 mujeres posmenopáusicas de entre 50 y 79 años para un análisis publicado en la revista estadounidense Cancer Epidemiology.
Los científicos hallaron que cada 10 centímetros adicionales de altura había un riesgo un 13% mayor de contraer cáncer.
"En última instancia, el cáncer es resultado de un proceso relacionado con el crecimiento, por lo que tiene sentido que las hormonas u otros factores de crecimiento que influencian la altura también afecten al riesgo de cáncer", afirmó el principal autor del estudio, Geoffrey Kabat, epidemiológo del Albert Einstein College of Medicine of Yeshiva University en Nueva York.
Tras 12 años de seguir a mujeres que comenzaron el estudio sin tener cáncer, los investigadores encontraron vínculos entre una mayor altura y una mayor posibilidad de desarrollar cáncer de mama, colon, endometrio, riñón, ovario, recto, tiroides, así como mielomas múltiples y melanomas.
El vínculo con la altura permaneció incluso después de que los científicos ajustaran factores que pueden influenciar estos tipos de cáncer, como edad, peso, educación, hábitos fumadores, consumo de alcohol o terapia hormonal.
"Estamos sorprendidos del número de tipos de cáncer que se asocian positivamente con la altura", añadió Kabat.
En algunos cánceres hubo incluso un mayor riesgo entre mujeres más altas, como un riesgo de 23 a 29% más de desarrollar cáncer de riñón, recto, tiroides y sangre por cada 10 centímetros adicionales de altura.
Ninguno de los 19 cánceres estudiados mostró un menor riesgo relacionado con una mayor altura.
El estudio no estableció un cierto nivel de altura en el que el riesgo de cáncer comienza a aumentar, y Kabat afirmó que es importante recordar que el incremento del riesgo es pequeño.
"Es necesario tener en cuenta que aspectos como la edad, el ser fumador, el índice de masa corporal o otros factores de riesgo tienen efectos mucho más considerables", dijo.
"La asociación de la altura con varios tipos de cáncer sugiere que las exposiciones en los primeros momentos de la vida, incluida la nutrición, juegan un papel a la hora de influenciar el riesgo de una persona a sufrir cáncer".
Fuente: radiomundial
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