De este modo identificaron que los compradores habituales de vino también adquirían más cantidad de aceitunas, frutas, verduras, leche, queso bajo en grasas y carne de pollo y pavo. Sin embargo, quienes adquirían más cantidad de cerveza estaban también más predispuestos a llevarse también a casa platos preparados, patatas fritas, mantequilla y margarina, salsas, bebidas azucaradas y azúcar.
En definitiva, los compradores (y presumiblemente consumidores) de vino se llevaban a casa más alimentos saludables que los que compraban cerveza. Un dato a tener en cuenta dado que tanto el vino como la cerveza tienen propiedades nutritivas y antioxidantes que hacen que su consumo moderado sea saludable.
Fuente: muy interesante
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