El estudio se apoyó en investigaciones previas que también habían asociado la salud mental a la proximidad con áreas verdes pero que tenían problemas de selección, ya que los investigadores no podían decir si eran los espacios verdes que hacían a la gente más feliz o si la gente feliz se mudaba a dichos espacios. Sin embargo el trabajo de la Universidad de Exeter sigue a la misma gente durante un periodo de 18 años.
El autor del último estudio, Mat White, dice que, estadísticamente, a nivel individual el impacto no es tan grande pero es significativo en términos comparativos. Por ejemplo, de acuerdo con la investigación, vivir cerca de un espacio verde tiene un tercio del impacto mental positivo que ocurre al casarse y un décimo del impacto de obtener un trabajo después de estar desempleo.
Mejor aún, el efecto de bienestar que causa un espacio verde se puede extender a muchísimas personas, a diferencia de casarse, que sólo atañe a dos. Estas pequeñas diferencias se vuelven importantes cuando es posible impactar a toda una población.
Por ello, Mat White sugiere que los planificadores de las ciudades, entre muchas otras cosas, deberían tomar en cuenta esto antes de construir sobre áreas verdes públicas o cortar los presupuestos de las ya existentes.
Fuente: Co Exist | ecoosfera
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