Cézanne pintó reiteradamente bañistas, renovando el tema de la mujer en el baño, haciendo de él una construcción moderna. Así lo hizo a partir de la década de 1870, en cuadros en los que los personajes se funden con la naturaleza que los rodea: Bañistas (1874-1875, Nueva York), Tres bañistas (1879-1882, París), Cinco bañistas (1885-1887, Basilea), Gran bañista (1885-1887, París).
Las versiones posteriores del mismo tema son de mayor tamaño y en ellos exalta la forma geómetrica y el color: estas Grandes bañistas de la National Gallery, Los bañistas de la Barnes Foundation (Merion, Pennsylvania), y Las grandes bañistas de Filadelfia.
El tratamiento que da a los desnudos en un paisaje es completamente distinto al de los maestros de siglos precedentes como Tiziano o Poussin. No se trata aquí de figuras mitológicas o literarias. Tampoco las representa según los cánones de la anatomía tradicional. Pinta a las bañistas en diversas posturas: unas de pie, otras sentadas, otras tumbadas.2 Los cuerpos y sus poses están reducidos a elementos vivos que están ya cercanos a la abstracción, y lo mismo cabe decir del paisaje.3 Las bañistas se integran en la naturaleza que las rodea.
Utiliza la técnica del «passage» o transición de color. Del verde oscuro se pasa al verde claro y de éste al amarillo.
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