El pueblo alemán de Herzogenaurach fue testigo del trabajo en equipo, pelea familiar y crecimiento individual de las dos empresas, una en cada lado del río que divide este pequeño poblado medieval de calles empedradas.
El objetivo de los hermanos Rudolf y Adolf Dassler era el mismo, crear el primer zapato deportivo liviano pero duradero.
Ambos hijos de Cristoph Dassler, un zapatero alemán, y su mujer Paulina Dassler. Comenzaron juntos en la década de 1920 en el lavadero de la casa de su madre, pero tenían genios distintos. Uno de ellos era más amigable y ruidoso, el otro un poco huraño y callado. En ese momento parecían complementarse. Durante la guerra esas diferencias se acentuaron entre otras cosas, por el hecho de que uno de los hermanos parecía ser muy cercano a la causa Nazi y el otro no.
Los hermanos nunca volvieron a hablarse. Rudolf montó su firma rival Puma al otro lado del río. Adolf acortó su nombre (Adi) y llamó a la suya Adidas.
El pueblo tuvo que tomar partido y decidir a quien de los dos sería leal. En ese momento de post guerra los trabajos eran escasos y estos dos hermanos operaban los únicos negocios exitosos. Así que todos tuvieron que tomar posición.
Si un trabajador de Adidas se topaba en la calle con uno de Puma se esquivaban. Tenían sus bares, carnicerías, restaurantes y hoteles definidos, ninguno de un bando entraba al negocio preferido del rival.
Hoy en día Frank Dassler, nieto de Rudolf Dassler de Puma, es el hombre que ayudó a construir un puente entre las dos facciones en guerra. Rompió con el tabú del pueblo y ha trabajado para ambos lados.
El pueblo entero sigue obsesionado con la historia de los hermanos. Existe incluso un museo completo dedicado a ellos. Este museo sigue su historia desde la empresa naciente en 1924 en el lavadero de la casa de la madre.
Ambos fallecieron en la década de los 70 sin haberse reconciliado. Aún en la muerte, Rudi y Adi siguieron distantes. En el cementerio local reposan sus restos a extremos opuestos el uno del otro.
@Culturizando
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