La sal, señala el informe, no sólo incrementa el riesgo de cáncer, también puede conducir a un aumento en la presión arterial, lo cual es un factor de riesgo de enfermedades del corazón y cerebrovasculares. Por eso, los expertos solicitan que se establezca un sistema estandarizado de etiquetado para hacer más claro al consumidor la cantidad de sal, grasa y azúcar que contiene cada producto.
Pero el problema es que es muy complejo controlar la ingesta de sal. Según el del Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer, el 75% de la sal que comemos proviene de los alimentos procesados como comidas preparadas, queso, patatas fritas, pan, galletas y carne procesada. El otro 25% lo añadimos cuando preparamos los alimentos o en la mesa. Cifras similares maneja la Sociedad Española de Hipertensión - Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), que asegura que el 80% de la sal que consumimos proviene de las conservas y precocinados. Algo, aseguran, que puede ser problemático para nuestra salud ya que, el exceso de sal, está ligado a la hipertensión arterial.
España es, a pesar de las campañas, el segundo país europeo en consumo de sal y con una ingesta de sodio aún está muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien aconseja un máximo de 5 gramos diarios para mantener los valores de presión arterial en niveles aceptables (140/90 Hgmm) y, en consecuencia, reducir el riesgo de enfermedades. «Comer sano es posible y no tiene por qué hipotecar nuestro bolsillo ni nuestro tiempo», explicó la presidenta de la SEH-LELHA, Nieves Martell, quien alerta del peligro de la ingesta descontrolada de los platos precocinados y otros alimentos ricos en grasas saturadas, sodio y ácidos grasos trans, abuso de fritos, conservas y guisos demasiados calóricos.
Estudios previos
La investigación del Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer confirma lo que un estudio de Cancer Research ya demostró: «demasiada sal contribuye considerablemente al número de casos de cáncer estomacal», señaló Lucy Boyd, de la organización CancerResearch Uk. La misma asociación entre la ingesta de sal y el cáncer gástrico halló una revisión de 7 estudios - 268 718 personas en total- publicado en Clinical Nutrition.
Cada año hay unos 980.000 casos de cáncer estomacal en el mundo. Aunque las infecciones, el consumo de alcohol y el tabaquismo son factores de riesgo importantes, la dieta también juega un papel en la enfermedad. El informe calcula que el 14% de los casos de cáncer podrían evitarse si todos limitaran su consumo de alimentos salados y sal a 6 gramos diarios.
Etiquetado
Por eso, desde el Fondo Mundial para la Investigación de Cáncer, y teniendo en cuenta que el 75% de la cantidad de sal que consumimos ya está en los alimentos procesados que compramos, señalan que debe consensuarse un etiquetado con «luces de semáforo» en los alimentos y bebidas para tener una mejor guía sobre los niveles de sal, azúcar, grasa y grasa saturada. Este tipo de etiquetado situaría colores que denotan el contenido nutricional del producto: rojo para alto contenido, ámbar para mediano y verde para bajo. La forma de etiquetado, sin embargo, es un asunto muy controvertido entre los productores de alimentos y supermercados en todo el mundo.
Fuente: radiomundial
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