El problema fue presentado al Papa, que ordenó a Miguel Ángel que construyera su propio andamio. Miguel Ángel creó una plataforma de tablas de madera sujetas sobre soportes enganchados en agujeros de las paredes, sobre las ventanas. Él se situaba sobre este andamio mientras pintaba.
Miguel Ángel usó colores brillantes, fácilmente visibles desde el suelo. En la parte baja del techo pintó a los antepasados de Cristo. Sobre ellos, pintó alternados a los profetas y a las sibilas, con Jonás sobre el altar y Zacarías en el otro extremo. En la parte central, Miguel Ángel pintó nueve escenas del Génesis.
Originalmente sólo se le encargó pintar doce figuras, los Doce Apóstoles. Rechazó el trabajo porque él se consideraba escultor, no pintor. El Papa permitió a Miguel Ángel pintar las escenas y figuras bíblicas que él eligiera como un acuerdo. Cuando el trabajo estuvo terminado, había pintado más de 300 figuras, que mostraban la Creación, Adán y Eva en el Jardín del Edén y el Diluvio Universal.
@LaNotaCuriosa
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